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JAIME TELLO GARCÍA – Geógrafo, fotógrafo y viajero

Montalbán (Teruel)

MONTALBÁN En plenas Cuencas Mineras, junto al cruce de caminos que lleva a Zaragoza, Teruel, Alcañiz y Madrid por Monreal, y atravesado por una de las más bellas carreteras de España que une Alcolea del Pinar con Tarragona, aparece Montalbán como un testigo irreductible de la gran historia de Aragón. Muchas veces los pueblos dan la espalda a las carreteras que les dan acceso y ocultan al viajero la belleza de su patrimonio. No es el caso de Montalbán, ya …

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MONTALBÁN
En plenas Cuencas Mineras, junto al cruce de caminos que lleva a Zaragoza, Teruel, Alcañiz y Madrid por Monreal, y atravesado por una de las más bellas carreteras de España que une Alcolea del Pinar con Tarragona, aparece Montalbán como un testigo irreductible de la gran historia de Aragón. Muchas veces los pueblos dan la espalda a las carreteras que les dan acceso y ocultan al viajero la belleza de su patrimonio. No es el caso de Montalbán, ya que por donde quiera que uno se acerque a visitarlo, desde la sierra o desde el llano, la vista es impresionante. Viniendo desde Monreal el pueblo enfila la vieja carretera y expone la iglesia y el castillo, que forman un conjunto de belleza y rotundidad excepcional. Desde Alcorisa, la vista impresiona con el pueblo abrigado por agrestes montañas que son las estribaciones de las sierras ibéricas turolenses. El Castillo de Montalbán, además de dar nombre a la villa, es el origen de un poblamiento del que ya hay registros en el siglo XII. Las culturas que poblaron sucesivamente la península, cuya huella es aún visible en el entramado urbano y en la espléndida Iglesia gótico-mudéjar de Santiago Apóstol, levantaron el grueso del patrimonio de este pueblo, que es uno de los más bellos de la provincia turolense. Los restos de la muralla, visibles en arcos y puertas que dan acceso a la parte más antigua, así como el intrincado juego de pasadizos y desniveles, contribuyen a que la experiencia del visitante sea de descubrimiento constante. Merece la pena encaramarse por las partes más elevadas del pueblo para comprobar cómo un pintoresco abandono se está apoderando de este pueblo que merece mucha mejor suerte en el imaginario turístico. Sin duda, uno de mis pueblos favoritos de Aragón.
© 2017 Jaime Tello García


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