La Cañada de Verich (Teruel)

LA CAÑADA DE VERICH Allá donde el Bajo Aragón busca el verdor y la exuberancia de las tierras regadas por el Matarraña, el Tastavins o el Algars para dejar atrás el paisaje árido y mágico de las cuencas del Guadalope o el Bergantes, aparecen un buen número de pueblos muy similiares en cuanto a historia, urbanismo y arquitectura, y todos ellos fascinantes. Mi interés por estas comarcas del oriente aragonés comenzó con la exploración de los pueblos más cercanos a …

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LA CAÑADA DE VERICH
Allá donde el Bajo Aragón busca el verdor y la exuberancia de las tierras regadas por el Matarraña, el Tastavins o el Algars para dejar atrás el paisaje árido y mágico de las cuencas del Guadalope o el Bergantes, aparecen un buen número de pueblos muy similiares en cuanto a historia, urbanismo y arquitectura, y todos ellos fascinantes. Mi interés por estas comarcas del oriente aragonés comenzó con la exploración de los pueblos más cercanos a los límites con Tarragona y Castellón, pueblos del Matarraña, del Maestrazgo y del entorno del Ebro. Al verme tan satisfecho por lo que iba descubriendo, mi ansia por conocer más me llevó tierra adentro, acercándome al corazón del Bajo Aragón histórico, del Bajo Martín o de las Cuencas Mineras. Y en mi camino me topé con estos pueblos.
Y entre ellos, La Cañada de Verich. Sobre la cuerda que forma la carretera que une Mas de las Matas con la N 232 se asientan al menos cuatro pueblos. La Cañada es el segundo por el este o el tercero por el oeste. A medida que viajamos hacia el Mediterráneo el paisaje se transforma buscando las sierras, el pinar, el olivo, el almendro y en definitiva, la luz del mar. Tan cambiante es el paisaje que La Cañada forma, junto a otros pueblos del Bajo Aragón, parte importante del Parque Cultural del Maestrazgo. El pueblo medieval y calatravo de La Cañada de Verich es villa desde que Felipe II le otorgara tal distinción en 1547. Es un pueblo en cuesta, asentado sobre la ladera sur del Monte de las Fajas, con calles empinadas y difíciles, y otras calles largas y paralelas a las curvas de nivel. Palacios y casonas, algunas blasonadas, jalonan sus calles y se asoman a las plazas que se abren a ambos lados del recinto medieval del pueblo, la Plaza de la Fuente al oeste y la de la Iglesia al este, que alberga el templo parroquial y el viejo palacio del ayuntamiento. La Iglesia, bajo la advocación de San Blas, gótica y comenzada en el siglo XIV aunque muy modificada, se asoma directamente a la carretera que ha limitado el crecimiento del pueblo por el sur.
© 2017 Jaime Tello García


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