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JAIME TELLO GARCÍA – Geógrafo, fotógrafo y viajero

Carbajosa de Armuña (Salamanca)

CARBAJOSA DE ARMUÑA Carbajosa, tan cercano a la gran ciudad de Salamanca y tan ajeno al ajetreo y la modernidad, aunque con algunas pinceladas en forma de chalets que han desfigurado la armónica belleza de sus calles y fachadas. Entre llanuras y cultivos despuntan los tejados de este pueblo de marcado carácter rural que cumple con la tradición constructiva y urbana de esta tierra armuñesa. Debió ser esta una tierra de robledales, ya que el propio topónimo hace referencia al …

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CARBAJOSA DE ARMUÑA
Carbajosa, tan cercano a la gran ciudad de Salamanca y tan ajeno al ajetreo y la modernidad, aunque con algunas pinceladas en forma de chalets que han desfigurado la armónica belleza de sus calles y fachadas. Entre llanuras y cultivos despuntan los tejados de este pueblo de marcado carácter rural que cumple con la tradición constructiva y urbana de esta tierra armuñesa. Debió ser esta una tierra de robledales, ya que el propio topónimo hace referencia al carbayón, uno de los apelativos dados a ese árbol proveniente del norte peninsular, zona de la que posiblemente debieron llegar los repobladores del lugar. Carbajosa es una pequeña pedanía perteneciente al ayuntamiento de Castellanos de Villiquera, pueblo este importante del alfoz salmantino cuyo término se ha visto alcanzado por urbanizaciones y ensanches urbanos y que, por tanto, ha conocido un importante auge demográfico en el tránsito de los siglos XX a XXI. Carbajosa ha quedado, sin embargo, un tanto al margen. Apenas setenta vecinos pueblan sus casas, que son los mismos que hace décadas, tras la intensa despoblación de los años 60 y 70 del siglo XX. Cuenta con una iglesia de trazas sencillas, barroco rural castellano, aunque con algunos elementos góticos, ubicada en el extremo oriental del pueblo, y con la bella Ermita de Santa Bárbara. Además, al norte se ubica una charca grande, una balsa como las que existen en tantos pueblos de la zona que surte de agua y hace de oasis en los yermos campos de la Armuña. El resto del pueblo es una sucesión de casas, corrales, almacenes y cercas, en general edificios de baja altura y que guardan respeto a las técnicas constructivas de la arquitectura popular comarcal, de ladrillo y sillar, algunas revocadas, portalones y en general, una sensación de soledad y abandono que para el que esto escribe justifica sobradamente el paseo por sus calles. El mundo rural más genuino a escasos kilómetros de la ciudad, una de las grandes ventajas de vivir en provincias.
© 2017 Jaime Tello García


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