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JAIME TELLO GARCÍA – Geógrafo, fotógrafo y viajero

Cantalapiedra (Salamanca)

CANTALAPIEDRA El pueblo grande de Cantalapiedra tiene tren, tiene un convento y una gran iglesia, un conjunto de arquitectura popular levantada mayoritariamente, en ladrillo, y una vieja torre de defensa algo extraña en esta tierra de llanuras infinitas e integrada por completo en el casco urbano, y que fue testigo de la viejas luchas fronterizas entre León y Castilla. Cantalapiedra, que cierra por el nordeste la provincia de Salamanca a la que pertenece, en tierra limítrofe entre las provincias de …

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CANTALAPIEDRA
El pueblo grande de Cantalapiedra tiene tren, tiene un convento y una gran iglesia, un conjunto de arquitectura popular levantada mayoritariamente, en ladrillo, y una vieja torre de defensa algo extraña en esta tierra de llanuras infinitas e integrada por completo en el casco urbano, y que fue testigo de la viejas luchas fronterizas entre León y Castilla. Cantalapiedra, que cierra por el nordeste la provincia de Salamanca a la que pertenece, en tierra limítrofe entre las provincias de Ávila, Valladolid, Zamora y la propia Salamanca, pertenece al partido de Peñaranda. La belleza de su topónimo parece remitir a los campos deshabitados y arrasados por las guerras que fueron repoblados en el siglo X, origen de la fundación de Cantalapiedra, cuyo sufijo -piedra parece indicar la naturaleza del terreno. El pueblo tiene una estructura circular, centrado por su enorme Iglesia de Santa María del Castillo y la amplia plaza que se abre a su alrededor. De la vieja muralla que rodeaba la población tan sólo sobrevive la Torre del Deán, que aunque de pequeñas dimensiones, se ve embellecida por su encajonamiento en el entramado y el caserío del pueblo. El casco urbano de Cantalapiedra se prolongó, durante el siglo XIX, hacia la estación de ferrocarril, fuente que fue de vida y dinamismo para un pueblo que quizá por ello, no ha sufrido tan intensamente el proceso de éxodo rural. En la calle que conduce a la estación, la belleza del Convento de las Hermanas Clarisas y su torre blanca dan la bienvenida al visitante que se acerca desde el norte y anuncia, en la distancia, la cercanía del pueblo.
© 2017 Jaime Tello García


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