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JAIME TELLO GARCÍA – Geógrafo, fotógrafo y viajero

Bolea (Huesca)

BOLEA A la sombra de la Sierra Caballera que es la primera dentelladas del prepirineo y que cierra por el norte la Hoya de Huesca, se esconde esquivo el caserío de Bolea, villa importante en la línea defensiva de Loarre y Montearagón. En ocasiones me pasa que, extasiado por la belleza de algún elemento del patrimonio local, de un pueblo o de un lugar, olvido algunas cosas. En Bolea, fascinado por la arquitectura de su famosa Colegiata y por el …

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BOLEA
A la sombra de la Sierra Caballera que es la primera dentelladas del prepirineo y que cierra por el norte la Hoya de Huesca, se esconde esquivo el caserío de Bolea, villa importante en la línea defensiva de Loarre y Montearagón. En ocasiones me pasa que, extasiado por la belleza de algún elemento del patrimonio local, de un pueblo o de un lugar, olvido algunas cosas. En Bolea, fascinado por la arquitectura de su famosa Colegiata y por el paisaje de campos tormentosos que se abrían hacia Huesca en aquella fresca tarde de sábado, olvidé asomarme al pueblo desde su viejo castillo y por ello, me privé a mí mismo y a quien pueda disfrutar de mis fotos de la estampa de este casco urbano apretado en un collado. Caí en la cuenta cuando andaba de vuelta hacia el coche, y ya parecía tarde para remediarlo así que marché de Bolea con la promesa de volver algún día a trepar por sus calles hasta el punto más elevado del pueblo. En lo más alto, en efecto, se alza la Colegiata de Santa María la Mayor, levantada en el siglo XVI sobre una vieja estructura románica. La fábrica magnífica, de transición del gótico al renacimiento, incorpora elementos de gran valor y antigüedad como su torreón, vestigio de la fortaleza árabe que se alzara en este otero. El exterior anguloso del templo conduce a un agradable paseo que circunda el viejo castillo desde el que se alcanzan las mejores panorámicas sobre la Hoya y los amplios valles formados por subsidiarios del Gállego y el Flumen. Entre callejas, cuestas y escalones desciendo hacia la parte más viva del pueblo, el corazón de su Ayuntamiento y Santo Tomás, y por mi camino se alzan aquí y allá bellos ejemplos de arquitectura aragonesa, de ladrillo los más, algunas casas enfoscadas en tiempos modernos y otras levantadas en un momento inadecuado allá por los 70 y 80 del siglo XX. En general se mantiene con dignidad el casco urbano intrincadísimo de esta villa, Bolea antigua y medieval, más de mil años que contemplan el devenir de este territorio de La Sotonera que Bolea encabeza, salpicado de ermitas y atalayas.
© 2017 Jaime Tello García


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