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JAIME TELLO GARCÍA – Geógrafo, fotógrafo y viajero

Miravete de la Sierra (Teruel)

MIRAVETE DE LA SIERRA Miravete de la Sierra es un asentamiento milenario, en cuyo término se han hallado restos de la Edad del Hierro. Sin embargo, el lugar no alcanzó cierta entidad hasta que fuera reconquistado a los musulmanes y donado a la Orden del Temple, convirtiéndose en una villa de cierta importancia, centro agrícola y avanzadilla en el valle del Guadalope, que llegó a contar con castillo del que aún se conservan algunos lienzos. Es en este periodo, durante …

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MIRAVETE DE LA SIERRA
Miravete de la Sierra es un asentamiento milenario, en cuyo término se han hallado restos de la Edad del Hierro. Sin embargo, el lugar no alcanzó cierta entidad hasta que fuera reconquistado a los musulmanes y donado a la Orden del Temple, convirtiéndose en una villa de cierta importancia, centro agrícola y avanzadilla en el valle del Guadalope, que llegó a contar con castillo del que aún se conservan algunos lienzos. Es en este periodo, durante la Baja Edad Media y el primer Renacimiento, cuando se levantan en Miravete sus principales edificios y se embellecen sus fachadas, reflejo de la pujanza que alcanzó.
Tras largos siglos de aislamiento, Miravete volvió a recobrar protagonismo hace algunos años, y se hizo famoso por ser "el pueblo donde nunca pasa nada". Imagino que, hasta que apareció esta celebrada campaña publicitaria, y debido a su pequeño tamaño y a su emplazamiento algo perdido en las tierras del Maestrazgo turolense, en Miravete no había pasado gran cosa durante las largas décadas de éxodo y abandono de la segunda mitad del siglo XX. Lo más que debió pasar por allí, además de los hijos y nietos de los que tuvieron que emigrar, es algún coche perdido, la furgoneta del pan o algún turista concienzudo que no quisiera dejar cabo suelto en esta comarca fascinante. Me pregunto si a partir de aquél anuncio ha ocurrido algo más en Miravete, y en cierto modo deseo que no haya sido así, porque el principal activo del pueblo es la inmensa soledad de sus calles en un entorno de belleza inigualable.
Miravete es como un pueblo de mentira, con su puentecito, su lonja y ayuntamiento, su iglesia, sus casitas (o casonas) de piedra y su peña sobre la que trepa parte del caserío. Pasear por Miravete es callejear por un pueblo medieval, que en realidad no es tal sino más bien renacentista y barroco. El pequeño río que atraviesa el pueblo es nada menos que el Guadalope, nacido poco más al sur en tierras de Villarroya, y que se dirige hacia Aliaga formando un valle que más al norte será sinuoso, y que es un museo vivo de geología con fascinantes formaciones que afloran en esta tierra dura que fue minera y ahora aprovecha ese activo para atraer al turismo. Las alamedas que pueblan las riberas del Guadalope arropan y enmarcan el casco urbano del pueblo, y contrastan con las sierras peladas que jalonan el valle. En la ladera occidental se levanta la Ermita de San Cristóbal, atalaya excepcional. Ladera abajo se extiende el casco urbano que es Conjunto Histórico Artístico, articulado en torno a la Plaza Mayor que alberga el ayuntamiento y un interesante conjunto de arquitectura popular. Y aguas arriba, el puente medieval que comunicaba la parte central del pueblo con el barrio del Arrabal. Tras la plaza, el edificio de la Iglesia de la Virgen de las Nieves, gótico renacentista, de gran belleza cuya torre saluda a lo lejos al visitante e indica el lugar de Miravete.
© 2017 Jaime Tello García


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