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JAIME TELLO GARCÍA – Geógrafo, fotógrafo y viajero

La Granja de San Ildefonso (Segovia)

LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO Varios palacios reales y pabellones de caza rodean la capital, El Pardo, Aranjuez y El Escorial en la región madrileña, y Riofrío y San Ildefonso en la segoviana. La provincia de Segovia es, de las que rodean a Madrid, la que mejor parte se ha llevado de la presencia de la Corte. Clima, bienestar y abundancia cinegética dirigieron los deseos de monarcas del pasado cuando decidieron cambiar para siempre la fisionomía de estos valles. Y …

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LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO
Varios palacios reales y pabellones de caza rodean la capital, El Pardo, Aranjuez y El Escorial en la región madrileña, y Riofrío y San Ildefonso en la segoviana. La provincia de Segovia es, de las que rodean a Madrid, la que mejor parte se ha llevado de la presencia de la Corte. Clima, bienestar y abundancia cinegética dirigieron los deseos de monarcas del pasado cuando decidieron cambiar para siempre la fisionomía de estos valles. Y así, sin saberlo, dieron a este rincón serrano la razón de ser de su futuro y su sustento, un turismo intenso que cada fin de semana invade todos sus rincones, sus palacios, jardines, hoteles y restaurantes.
Hay dos formas de acercarse a La Granja desde Madrid, que es el origen de una gran parte de sus visitantes: por autopista desde la vertiente segoviana, o atravesando el Puerto de Navacerrada en un sinuoso y mareante viaje de descenso desde las cumbres serranas. Esta segunda opción, aunque más compleja, es la más recomendable ya que nos sumerge de lleno en la profundidad de los bosques y las vaguadas que rodean el Real Sitio y, de paso, va creando ambiente. Una vez en La Granja encontramos un casco urbano planificado, de generosas proporciones, que creció en torno al Palacio. El conjunto se sitúa a algo menos de 1200 metros de altitud, 600 por debajo de la cota de Navacerrada y 200 por encima de la cercana capital provincial. Navacerrada, La Granja y Segovia, tríptico fabuloso del turismo masificado de fin de semana en torno a Madrid.
La relación entre los terrenos de La Granja y la Familia Real comenzó en tiempos de la dinastía de los Trastámara castellanos, cuando levantaron el primitivo palacio de Valsaín, arruinado por un incendio en 1697. Los Borbones tomaron la decisión de levantar un nuevo Palacio cercano al antiguo Monasterio de San Ildefonso, que albergaba una granja, hospedería y huertas y quedaba integrado en el coto de caza. Fue Carlos III el rey que dió el impulso definitivo al emplazamiento, durante el siglo XVIII, reordenando el urbanismo del creciente caserío de cortesanos que se configuró en el entorno, reforzando el papel de la Fábrica de Vidrio instalada en 1727, y consolidando el vínculo entre los Borbones y La Granja. Y poco ha cambiado el lugar desde entonces, ya que en general se ha salvado de guerras y saqueos al mantenerse en todo momento bajo la protección de la realeza y de Patrimonio Nacional. En el siglo XXI es una villa próspera que se acerca a los 5000 habitantes, y ha encontrado estabilidad económica en un turismo constante así como en la explotación forestal. La rehabilitación de una parte importante del casco urbano y la apertura en los últimos años del siglo XX y primeros del XXI de un número importante de plazas hoteleras no ha hecho sino poner en valor un patrimonio arquitectónico algo desvirtuado por el abandono y la agresión que vehículos y nuevos comercios imprimían sobre el paisaje urbano.
Así es La Granja. Y como telón de fondo, las sierras, las aguas abundantes, los bosques y las magnificas fuentes que los turistas buscan con fruición encandilados por los jardines versallescos que abrigan el palacio.
© 2017 Jaime Tello García


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