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JAIME TELLO GARCÍA – Geógrafo, fotógrafo y viajero

Baños de Panticosa (Huesca)

BAÑOS DE PANTICOSA Con frecuencia he escuchado en las noticias que un buen número de visitantes se ha quedado incomunicado en los Baños de Panticosa a causa de las abundantes nevadas. No me extraña nada después de haber visitado el lugar. Hay que decir que el emplazamiento es excepcional, de los más espectaculares que yo haya visto. Un circo montañoso se cierra sobre la campa y el Ibón, que ha sido domesticado para ganar algo de pintoresquismo. Como si hiciera …

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BAÑOS DE PANTICOSA
Con frecuencia he escuchado en las noticias que un buen número de visitantes se ha quedado incomunicado en los Baños de Panticosa a causa de las abundantes nevadas. No me extraña nada después de haber visitado el lugar. Hay que decir que el emplazamiento es excepcional, de los más espectaculares que yo haya visto. Un circo montañoso se cierra sobre la campa y el Ibón, que ha sido domesticado para ganar algo de pintoresquismo. Como si hiciera falta. El río Caldarés cae desde aquí con fuerza hacia su encuentro con el Gállego allá por Búbal y ha horadado un desfiladero que, si no fuera por el capricho romántico de quien decidió establecer aquí las casas termales, diría que es inaccesible. La carretera es tortuosa y empinada, y a ratos se antoja obra faraónica. Además, digo desde el desconocimiento (no soy demasiado aficionado al senderismo ni al montañismo) que parece el único acceso a los Baños, por lo que comprendo los problemas de incomunicación. Una vez arriba, la recompensa es notable. El Ibón da paso a las praderas arboladas y salpicadas de edificios hoteleros y de baños termales. La tradición termal de Panticosa se remonta al siglo XVII aunque es en el XIX cuando se impone la moda de los baños y se construyen los principales edificios, de un aire inequívocamente romántico y decadente. El Balneario fue el epicentro de la actividad turística y recibió a insignes visitantes que dieron fama con su presencia al lugar. Y aunque decayó a lo largo del siglo XX, en la actualidad se ve un recinto recuperado y con nuevos edificios que denotan su nueva pujanza. Y no es para menos porque, más allá de los propósitos termales, el paisaje es embriagador. Uno de los más hermosos e intimidantes a los que se pueda acceder en coche en todos los Pirineos.
© 2017 Jaime Tello García


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