Santiago de Compostela (A Coruña)

SANTIAGO DE COMPOSTELA Es difícil describir un lugar del que tanto se ha hablado y oído como es Santiago de Compostela. Santiago es una ciudad imbricada como pocas en el entorno rural en el que se ubica, sumergida en el paisaje de la Galicia rural que la rodea hasta el punto de parecer lejana y remota a escasa distancia. Santiago es una de esas ciudades cuyo valioso recinto histórico se ubica en un extremo del casco urbano por lo que …

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SANTIAGO DE COMPOSTELA
Es difícil describir un lugar del que tanto se ha hablado y oído como es Santiago de Compostela. Santiago es una ciudad imbricada como pocas en el entorno rural en el que se ubica, sumergida en el paisaje de la Galicia rural que la rodea hasta el punto de parecer lejana y remota a escasa distancia. Santiago es una de esas ciudades cuyo valioso recinto histórico se ubica en un extremo del casco urbano por lo que supone su fin abrupto que se pierde en los montes de la redolada, tal es el caso de Toledo, Segovia, Tarragona o Cuenca, ya sea por motivos orográficos o históricos. Al oeste del recinto monumental, poco queda de la ciudad capital autonómica cercana a los 100000 habitantes que es hoy, regalando al visitante desde su Plaza del Obradoiro una vista del entorno rural más inmediato. El hermoso emplazamiento entre colinas de la vieja Compostela ("compositum tellus", tierra hermosa, la del enterramiento del apóstol, que parece ser el origen de su topónimo) potencia la estampa de sus torres y el perfil de sus palacios que, desde el Campo de San Clemente, es la postal más reconocida de la ciudad. Compostela, lugar de peregrinación desde hace más de mil años, viejo castro celta y asentamiento romano, comenzó a crecer de forma importante en torno al enterramiento del Apóstol, descubierto aquí en el siglo IX. Los reyes asturianos fundaron en el lugar un pueblo en torno a la vieja iglesia que celebraba el hallazgo, dotando al asentamiento de prerrogativas y privilegios como forma de asentar su poder. El establecimiento, desde aquel momento, de una comunidad eclesiástica estable al cuidado del enterramiento, a la que se añade población procedente de aldeas cercanas, provoca un crecimiento el núcleo primitivo. El poder político que rápidamente se desarrolló en esta plaza, lugar de coronación de reyes de Galicia y de León, estuvo quizá detrás del deseo de Almanzor por conquistar y arrasar Compostela, quedando intacto tan solo el sepulcro. Pero la ciudad resurgió, se dotó de nuevas defensas y, ya en el siglo XI, comenzó la construcción de la catedral románica, reforzando el poder del obispado, liberándose del poder de Braga y creando una jurisdicción propia y amplia, a imagen de los señoríos feudales. A pesar de levantamientos militares y epidemias posteriores, Compostela prosperó. En 1495 se funda el Estudio Viejo, origen de la Universidad de Santiago, y en las últimas décadas del siglo XV y durante todo el siglo XVI la ciudad ganó numerosos edificios importantes como el Hostal de los Reyes Católicos y conventos y monasterios que perduran en la actualidad. Durante estos siglos y el XVII se mantuvo viva en España una fuerte discusión por el título de Patrono de España, que siempre fue Santiago pero que en varias ocasiones, se propuso compartir con otros santos y santas. Las intenciones en uno y otro sentido hacían que Santiago ganara o perdiera importancia, hasta que en en 1643 Felipe IV establece que el único Patrono será Santiago, y dota con una pensión al Arzobispado de la ciudad, lo que genera una nueva ola de mejoras urbanas. Las guerras y episodios políticos del siglo XIX sumen a la ciudad en una cierta decadencia que impulsa el surgimiento de movimientos intelectuales y galleguistas que mantienen su influencia hasta la instauración de la dictadura franquista. Ya en democracia, la elección de Santiago de Compostela como capital autonómica, la fuerte influencia de su universidad y la ubicación de la ciudad a medio camino de Coruña y Vigo, en el epicentro de la Galicia populosa e industrial, ha favorecido una última etapa de transformación urbanística, con la construcción de edificios administrativos, nuevos barrios residenciales y equipamientos que, si es cierto que pueden parecer sobredimensionados, no son discordantes con otras muchas operaciones de mejora urbana que se han llevado a cabo en el resto de España.
Y es con esta inercia histórica como Santiago entra en el siglo XXI convertida en uno de los iconos turísticos de España. Meta de los caminos de la fé, ciudad política, monumental y universitaria, monolito secular que ha perdurado y ha sobrevivido a guerras, epidemias y crisis. Un recinto histórico que se puede contar entre los cuatro o cinco mejor conservados del país, un paisaje urbano que nos traslada a los siglos XVI y XVII, cuando la ciudad vive en todo su esplendor. Y la guinda de la tarta compostelana, su Plaza do Obradoiro, caja de las esencias compostelanas, punto de llegada y partida de peregrinos, icono universal y punto de encuentro.
© 2017 Jaime Tello García


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