Puebla de Sanabria (Zamora)

PUEBLA DE SANABRIA Durante años tuve en mente visitar Puebla de Sanabria, atraído por su emplazamiento y por la fama de su historia. Y cuando por fin conocí el lugar, cumplió con mis expectativas. Viniendo desde Rihonor o desde Linarejos el viajero quedará sorprendido con la espectacularidad de su perfil, del Castillo y de su Iglesia con la sierra y el Parque Natural como telón de fondo. La capital de la comarca sanabresa se ubica en una encrucijada de viejos …

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PUEBLA DE SANABRIA
Durante años tuve en mente visitar Puebla de Sanabria, atraído por su emplazamiento y por la fama de su historia. Y cuando por fin conocí el lugar, cumplió con mis expectativas. Viniendo desde Rihonor o desde Linarejos el viajero quedará sorprendido con la espectacularidad de su perfil, del Castillo y de su Iglesia con la sierra y el Parque Natural como telón de fondo. La capital de la comarca sanabresa se ubica en una encrucijada de viejos reinos, de Galicia, León y Portugal, emplazada en una de las comarcas más remotas y difíciles de la actual región castellanoleonesa. Es una ciudad pequeña aunque dotada de buena parte de los servicios que requiere el extenso noroeste zamorano. Además, Puebla de Sanabria es un museo vivo y armonioso de arquitectura residencial, civil y religiosa, sin grandes desmanes.
Su historia es milenaria. Ya en el siglo VI aparecen las primeras referencias sobre el pueblo, pero es a partir del siglo XI, y sobre todo en el XII con la construcción de su castillo, cuando Puebla, que debe su topónimo a la Carta Puebla concedida por Alfonso IX en el siglo XIII, alcanza su categoría como baluarte defensivo frente a Portugal. Durante los siglos XIV y XV el castillo cambió de manos en numerosas ocasiones, hasta su concesión a los Condes de Benavente por parte de los Reyes Católicos a finales del siglo XV. Después, en los siglos XVII y XVIII sufrió los estragos de los conflictos con Portugal, no siendo hasta 1715 cuando la corona española toma posesión de la villa de forma definitiva. Todos estos avatares son los que han dotado a Puebla de su impresionante patrimonio. Sin embargo, lo que más llamó mi atención de Puebla es su arquitectura tradicional, de casas de piedra con grandes balcones que avanzan sobre sus calles, preciosos juegos de color entre la madera y el canto que, junto a las lascas que cubren sus suelos, crean una atmósfera inigualable. Además, la vista del perfil de Puebla desde la lejanía (obligada la visita al Parador para disfrutar desde él de una gran vista y un buen café) es de una espectacularidad poco frecuente, sólo comparable a la extasiante vista circular de todos sus edificios más notables apretados en torno a su Plaza Mayor. Una maravilla.
© 2017 Jaime Tello García


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