Monasterio de Piedra (Zaragoza)

MONASTERIO DE PIEDRA Antes de acercarme por primera vez al Monasterio de Piedra, tenía la idea de un lugar un tanto prostituido por la masificación del turismo, poco más que una parada de autobuses cargados de domingueros más interesados en el menú del día que en las joyas que pueda albergar el lugar. Aspiración muy legítima, por otra parte. Y sin embargo, debo decir que estaba equivocado. Aunque parte de lo anterior sea cierto y siga siendo algo molesto visitar …

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MONASTERIO DE PIEDRA
Antes de acercarme por primera vez al Monasterio de Piedra, tenía la idea de un lugar un tanto prostituido por la masificación del turismo, poco más que una parada de autobuses cargados de domingueros más interesados en el menú del día que en las joyas que pueda albergar el lugar. Aspiración muy legítima, por otra parte. Y sin embargo, debo decir que estaba equivocado. Aunque parte de lo anterior sea cierto y siga siendo algo molesto visitar el recinto en fin de semana, no es menos cierto que el atractivo del Monasterio de Piedra no es ni exagerado ni impostado. Afirmo por tanto y sin atisbo de duda que, tras haberlo visitado un par de veces, lo puedo catalogar como una de las grandes maravillas naturales y patrimoniales de Aragón.
El Monasterio de Piedra es un cenobio, un parque y un paisaje. Se esconde en las estribaciones del Sistema Ibérico zaragozano, en el término municipal de Nuévalos. Cierra por el sur un corredor de gran interés turístico que comienza en la Alhama de los balnearios y sigue por el embalse de la Tranquera. Sin lugar a dudas, la atracción principal del lugar es el parque que cae lentamente hacia el cañón del río Piedra, y que se ha convertido con el paso de los años en uno de los elementos más valiosos y motor turístico de la provincia de Zaragoza. Juan Federico Muntadas lo descubrió y lo domesticó, convirtiéndolo en el lugar romántico que es hoy, plagado de cascadas, grutas, árboles monumentales y parajes de cuento, que aparecen en las postales e imágenes promocionales. Pero el conjunto del Monasterio de Piedra no es sólo agua y naturaleza. Es fundamental para entender el lugar realizar una visita minuciosa al propio edificio del monasterio y al mirador que se abre en la carretera hacia Molina, a escasos dos kilómetros del mismo, cuya panorámica es excepcional. El Monasterio Cisterciense fue fundado en 1194 por monjes procedentes de Poblet, sobre las ruinas de un viejo castillo que dominaba el valle del Piedra. En origen románico y ampliado en estilo gótico, el edificio ha sufrido numerosos avatares entre los que destaca la destrucción de la iglesia, en los inicios del siglo XIX. Fruto de las desgracias ha quedado para el disfrute presente una ruina de lo más pintoresca, y una parte remodelada del edificio que sirve de hospedería.
Agua y vegetación, cavernas y leyendas, historia, tradición y patrimonio. Visitar el Monasterio de Piedra es una gran experiencia.
© 2017 Jaime Tello García


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