MOLINOS Tierra reconquistada y gobernada por órdenes militares. Tierra vieja y profunda, oculta, dura, de belleza tan singular que parece de otro mundo. Paisajes agrestes del Maestrazgo. Frescos pintados de cielo y tierra, azul y ocre intenso que cae por cañones y valles y trepa hasta fundirse en las más altas cumbres de la comarca. Y en su extremo noroccidental, Molinos. El entorno geológico en el que se integra es exuberante y un tanto ajeno al paisaje típico de las …
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MOLINOS
Tierra reconquistada y gobernada por órdenes militares. Tierra vieja y profunda, oculta, dura, de belleza tan singular que parece de otro mundo. Paisajes agrestes del Maestrazgo. Frescos pintados de cielo y tierra, azul y ocre intenso que cae por cañones y valles y trepa hasta fundirse en las más altas cumbres de la comarca. Y en su extremo noroccidental, Molinos. El entorno geológico en el que se integra es exuberante y un tanto ajeno al paisaje típico de las sierras del Alto Maestrazgo turolense. Parece más emparentado con las Cuencas Mineras o las tierras de Andorra que con los paisajes de Cantavieja, Cañada o la Iglesuela que, por cercanía con el Maestrat valenciano, han estado siempre más asociado al concepto cultural del Maestrazgo. Sin embargo, la historia y la morfología urbana de Molinos emparenta directamente con la historia legendaria de este rincón de la península. El gótico se asoma a algunas grandes casas del pueblo, a su iglesia y a la Plaza Mayor.
Un arroyo atraviesa el casco urbano y cae por el tajo que se precipita hacia el Barranco de las Fuentes, que poco más allá, hacia el norte, tributará al Guadalopillo. El arroyo forma el meandro rocoso sobre el que se asienta Molinos. En lo más alto despunta la torre exenta, el campanario de la iglesia que hace las veces de mirador. Las callejuelas serpentean por las laderas, aquí y allá, formando una estructura urbana muy compacta de calles sombrías y altas fachadas. Tejados que se dan la mano y protegen la difícil vida de sus moradores en este lugar frío y expuesto que, después de siglos de avatares, luchas y calamidades conoce en la actualidad un largo periodo de bienestar asociado al auge del turismo rural y cultural que ha invadido las tierras del interior aragonés. Pura vida y pura magia de roca y esperanza en uno de los rincones más bellos de España.
© 2017 Jaime Tello García
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