LA PORTELLADA Un paisaje de sierras de perfil inequívocamente mediterráneo y tapizadas por manchas de olivo, almendro y pinar envuelven el casco urbano de La Portellada con mimo y esconde el pueblo en una fosa entre montañas. Esta villa turolense de la comarca de Matarraña hace honor a la exuberancia de su entorno y de toda esta tierra y a la larga historia de su poblamiento con la belleza de sus calles de aire medieval. El Portell o Portillo que …
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LA PORTELLADA
Un paisaje de sierras de perfil inequívocamente mediterráneo y tapizadas por manchas de olivo, almendro y pinar envuelven el casco urbano de La Portellada con mimo y esconde el pueblo en una fosa entre montañas. Esta villa turolense de la comarca de Matarraña hace honor a la exuberancia de su entorno y de toda esta tierra y a la larga historia de su poblamiento con la belleza de sus calles de aire medieval.
El Portell o Portillo que se abre y da paso hacia las tierras del sur del municipio parece haberle dado nombre. El pueblo creció separado en dos barrios diferenciados, de Dalt y de Baix, surgidos en torno a dos viejos mases, y en uno se alza el ayuntamiento y en el otro la iglesia, cuya plaza ejerce de costura urbana. La Portellada fue barrio perteneciente a La Fresneda hasta finales del siglo XVIII. A pesar de ello, el edificio del Ayuntamiento, del siglo XVI, típica construcción bajoaragonesa, da idea de la entidad que tuvo el lugar desde la baja Edad Media. Un excelente conjunto de arquitectura popular no demasiado adulterada salpicado de fuentes, además de la bella ermita y su Iglesia cuyo campanario domina toda la hondonada, hacen de La Portellada uno de los pueblos más bellos de este confín aragonés que es el Matarraña.
© 2017 Jaime Tello García
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