LA IGLESUELA DEL CID En los confines del Maestrazgo turolense y junto al camino hacia tierras de Castellón se yergue, altiva y orgullosa, la intensa historia y la belleza inconfundible de La Iglesuela del Cid, bellísimo pueblo medieval en el que la piedra ha tomado el protagonismo. Conjunto Histórico Artístico desde 1982, La Iglesuela forma junto a Cantavieja y Mirambel el triunvirato de pueblos icónicos, pueblos patrimoniales y turísticos del Maestrazgo de Teruel, sin que el resto de pueblos de …
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LA IGLESUELA DEL CID
En los confines del Maestrazgo turolense y junto al camino hacia tierras de Castellón se yergue, altiva y orgullosa, la intensa historia y la belleza inconfundible de La Iglesuela del Cid, bellísimo pueblo medieval en el que la piedra ha tomado el protagonismo. Conjunto Histórico Artístico desde 1982, La Iglesuela forma junto a Cantavieja y Mirambel el triunvirato de pueblos icónicos, pueblos patrimoniales y turísticos del Maestrazgo de Teruel, sin que el resto de pueblos de la comarca desmerezcan en belleza y atractivo. El casco urbano de La Iglesuela está claramente diferenciado en dos sectores, a ambos lados del Barranco del Canto, sobre cuyo lecho se asientan numerosas huertas y corrales formando un peculiar paisaje de bancales de piedra seca. Orientado a la solana de la tarde, cuya luz ilumina la belleza de sus fachadas, en el barrio que se alza al oriente predomina la arquitectura popular de grandes casas altas y encaladas con espacio para el almacenaje de productos agrícolas. Enfrentándose al barrio popular y agrícola, en la orilla occidental del barranco se levanta el recinto histórico amurallado, de forma triangular, que encierra las joyas del patrimonio local. La Iglesia de la Purificación, del siglo XVII, con su magnífica torre que gobierna la redolada y las trazas góticas de sus naves; el conjunto civil del Torreón de los Nublos y el ayuntamiento gótico, testimonio de la antigua fortaleza que defendía esta plaza; los restos de la vieja muralla, antiguos arcos y lienzos que luchan contra el tiempo; y sobre todo el excepcional conjunto de arquitectura civil y popular, grandes casonas y palacios y calles en las que se suceden preciosas y grandes casas que fueron de los vecinos del pueblo y siguen en pie. Sin duda, uno de los mejores cascos urbanos del Maestrazgo, de Teruel y de Aragón, que se mantiene casi intacto y de una belleza que, por si solo, justifica la visita a La Iglesuela del Cid.
© 2017 Jaime Tello García
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