GUISANDO Lo primero que hay que decir sobre Guisando es que los famosos toros no están en Guisando. Y el primer sorprendido fuí yo, que desconocía tal cosa hasta que me acerqué a estas tierras abulenses del valle del Tiétar. A pesar de no contar con el valor patrimonial de los berracos, el pueblo de Guisando cuenta con un patrimonio natural e histórico que justifica sobradamente la visita. La ubicación del pueblo, en un profundo y remoto valle en la …
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GUISANDO
Lo primero que hay que decir sobre Guisando es que los famosos toros no están en Guisando. Y el primer sorprendido fuí yo, que desconocía tal cosa hasta que me acerqué a estas tierras abulenses del valle del Tiétar. A pesar de no contar con el valor patrimonial de los berracos, el pueblo de Guisando cuenta con un patrimonio natural e histórico que justifica sobradamente la visita. La ubicación del pueblo, en un profundo y remoto valle en la cara sur de Gredos, junto a la garganta del río Pelayo que al pasar por el pueblo acumula cerca de mil metros de desnivel, ya es de por sí un espectáculo en el que agua y piedra juegan a formar un paisaje único de cumbres que parecen tocar el cielo. El pinar que también cae desde las cimas hasta la misma villa de Arenas de San Pedro, rodea al pueblo y en cierto modo empequeñece su blanco caserío, hasta el punto de aparentar ser más pequeño de lo que sus casi 600 habitantes podrían sugerir que además, supongo, en verano se multiplicarán con los hijos del pueblo y los visitantes que llegan hasta aquí a disfrutar del clima benigno y los paisajes asombrosos. Además, el entramado urbano que juega con las rieras y arroyos que caen de la montaña y con las curvas de nivel sobre las que se asienta el callejero se complementa con un catálogo extraordinario de arquitectura popular que se ha conservado de forma notable hasta nuestros días.
El territorio sobre el que se asienta el pueblo, lugar histórico del señorío de Arenas de San Pedro, debió estar poblado desde muy antiguo, aunque pocos restos se han hallado anteriores a la reconquista, y es que el topónimo de Guisando parece provenir de alguna raíz germánica debida a la presencia de los godos. Guisando fue en su origen tierra ganadera, de majadas, de osos y de aislamiento. No debió ser fácil la existencia de los guisanderos en este rincón agreste y duro, casi inaccesible. Quizá por ello, reclamaron una jurisdicción propia que le fue concedida por el rey Carlos III en 1760. La provincialización del siglo XIX ubia el pueblo definitivamente en la provincia de Ávila y el partido de Arenas, además de lograr la modernización de las comunicaciones que saca en parte a Guisando de un aislamiento que parece haber propiciado la conservación excepcional de su casco urbano, reconocido como Conjunto Histórico Artístico en 1976. La uniformidad de sus fachadas junto a las maravillosas panorámicas del valle que se abre frente a la montaña, hacen de Guisando un lugar excepcional.
© 2017 Jaime Tello García
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