Forfoleda (Salamanca)

FORFOLEDA Las formas suaves y onduladas de las llanuras armuñesas, como las del resto de Castilla, a veces forman pequeños valles, arroyos que casi no lo son, que ocasionalmente, en época de fuertes lluvias, conducen con la calma de su escasa pendiente las aguas hacia ríos de superior jerarquía. El Arroyo de la Vega corre de este a oeste, paralelo al Tormes en el que morirá, y en sus riberas se ubican un buen número de pueblos de piedra, que …

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FORFOLEDA
Las formas suaves y onduladas de las llanuras armuñesas, como las del resto de Castilla, a veces forman pequeños valles, arroyos que casi no lo son, que ocasionalmente, en época de fuertes lluvias, conducen con la calma de su escasa pendiente las aguas hacia ríos de superior jerarquía. El Arroyo de la Vega corre de este a oeste, paralelo al Tormes en el que morirá, y en sus riberas se ubican un buen número de pueblos de piedra, que parecerían anclados en el tiempo si no fuera por el relativo dinamismo que les imprime la cercanía a la gran ciudad, la capital provincial que ejerce de fuente de empleo, comercio y servicios. Aldearrodrigo, Torresmenudas, las Valduncieles y Forfoleda. Forfoleda es un pueblo antiguo y amplio, que cuenta con unos 250 habitantes, ubicado en la suave ladera al norte del mencionado arroyo. El nombre de Forfoleda parece provenir de una vieja raiz que hace referencia a la abundancia de melojos o rebollos que poblaban estas tierras, utilizados para el pasto del ganado. La Iglesia de Santo Tomás, en origen románica, culmina desde el otero un casco urbano homogéneo donde la piedra y el intrincado callejero contrastan con los espacios que se abren junto al arroyo, en los que se ubica el ayuntamiento y el frontón. La progresión del caserío de Forfoleda por la pendiente en la que se ubica forma una estampa muy bella y singular, poco frecuente entre los pueblos de esta planicie salmantina. El paisaje del lugar se completa con los grandes portalones de madera que dan acceso a los corrales, y las fachadas de piedra, mampostería, revoco y, en el peor de los casos, ladrillo de las nuevas construcciones poco respetuosas con un entorno urbano por otra parte homogéneo y de gran belleza.
© 2017 Jaime Tello García


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