Fabara (Zaragoza)

FABARA Fabara, Favara, Favara de Matarranya. Muchos nombres para un mismo lugar entre dos reinos, entre dos lenguas. Fabara es un bellísimo pueblo de historia milenaria que se ubica en la franja catalanoparlante de Aragón, dentro de la comarca natural del Matarraña aragonés, aún siendo el capricho de la división administrativa que lo asigna al Bajo Aragón-Caspe. No en vano, el mismo río Matarraña discurre a los pies del casco urbano, formando un paisaje electrizante que es puro mediterráneo. El …

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FABARA
Fabara, Favara, Favara de Matarranya. Muchos nombres para un mismo lugar entre dos reinos, entre dos lenguas. Fabara es un bellísimo pueblo de historia milenaria que se ubica en la franja catalanoparlante de Aragón, dentro de la comarca natural del Matarraña aragonés, aún siendo el capricho de la división administrativa que lo asigna al Bajo Aragón-Caspe. No en vano, el mismo río Matarraña discurre a los pies del casco urbano, formando un paisaje electrizante que es puro mediterráneo. El término de Fabara ha estado poblado desde la Edad del Hierro, etapa de la que el municipio cuenta con un importante yacimiento, por Fabara han pasado todas las civilizaciones que han dominado la península. De la romanización se conserva el Mausoleo Romano, a las afueras del pueblo, que es de los más notables de la península. La dominación musulmana, de cuyas tribus parece provenir el topónimo, tambien dejó impronta en el municipio, sobre todo en el enrevesado callejero. El casco urbano actual queda configurado en la Edad Media y primera Edad Moderna, de lo cual quedan testimonio en la Iglesia Parroquial, el Palacio del Ayuntamiento o algunas fachadas de aire medieval que adornan las calles. Un precioso pueblo, enclavado en una ruta espectacular que recorre los cursos del Matarraña y el Ebro.
Y además del atractivo innegable de su ubicación y su patrimonio, Fabara cuenta con estación de ferrocarril, que aunque dista muchos kilómetros del casco urbano ejerce sobre mí un atractivo irrefrenable. Siempre me han atraido estas estaciones lejanas, aisladas y silenciosas, sin apenas vida pero por las que aún pasa y para, algún tren.
© 2017 Jaime Tello García


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