Cervera (Lleida)

CERVERA
Es Cervera de esos lugares donde un cielo gris e incluso una fina lluvia mejora la experiencia del visitante. La oscuridad de sus calles estrechas, sus soportales y pasadizos, y la reminiscencia medieval de muchas de sus fachadas se ve potenciada por los fríos y neblinosos días de invierno que invitan al paseo en silencio por la historia de sus muros.El casco urbano de Cervera es, en mi opinión, uno de los más bellos de Catalunya y, sin duda, uno de los que mejor guardan la esencia de su pasado medieval. Llegué a Cervera en tren, en un largo viaje en regional desde Barcelona. La estación se encuentra en lo alto del páramo, por lo que al llegar a la ciudad no es posible imaginar el fantástico paisaje urbano que se precipita sobre el barranco del Ondara. No obstante, ya en el entorno del ferrocarril asoman importantes edificios que anuncian la importancia de esta plaza, como el Sindicat. Sigo con mi paseo y progreso por su callejero, y tomo la Calle Mayor, y en mi camino descubro varios hitos imprescindibles para entender la historia de la ciudad: la imponente y singular Universitat; las capillas, casonas y soportales que se abren a lo largo de la calle, que es la espina dorsal del caserío de este viejo sector urbano y, al final de la vía, el premio de la Plaça Major con la Paeria de fabulosos relieves. Tras ella, la Església de Santa Maria y su gran campanario. En la margen derecha, la misteriosa calle Sabater que traslada al visitante a un escenario puramente medieval.
Las murallas y el antiguo castillo rematan por el sur este casco histórico. Por las dos vertientes de la cuerda sobre la que se asienta Cervera caen callejas y casas hasta casi alcanzar el mismo fonfo del valle, generando con ello fabulosas perspectivas sobre el entorno, y a su vez desde el entorno, sobre la ciudad.
© 2017 Jaime Tello García