Carrascal de Velambélez (Salamanca)

CARRASCAL DE VELAMBÉLEZ Carrascal de Velambélez es una pedanía que en invierno apenas cuenta con diez habitantes estables. Pertenece al ayuntamiento de San Pedro del Valle, cuyo término transita de las dehesas a las frescas y exuberantes riberas del Tormes. Cercanos al cauce del río, que riega y vertebra buena parte de la provincia de Salamanca, aparecen un gran número de pequeñas aldeas y pedanías que crecieron como núcleos rurales de explotación agraria. Me topé de improviso con uno de …

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CARRASCAL DE VELAMBÉLEZ
Carrascal de Velambélez es una pedanía que en invierno apenas cuenta con diez habitantes estables. Pertenece al ayuntamiento de San Pedro del Valle, cuyo término transita de las dehesas a las frescas y exuberantes riberas del Tormes. Cercanos al cauce del río, que riega y vertebra buena parte de la provincia de Salamanca, aparecen un gran número de pequeñas aldeas y pedanías que crecieron como núcleos rurales de explotación agraria. Me topé de improviso con uno de ellos, Carrascal, cuando conducía entre Ledesma y la ribera del río tormesino en una plomiza mañana de invierno. Dado que que se trata de un pueblo muy menudo y yo andaba con algo de tiempo, me detuve y paseé por sus calles para disfrutar de su sugerente paisaje de dehesas, entre cuyas encinas apenas destacan sus casas de una o dos alturas, algunas de ellas sugerentes ejemplos de la arquitectura típica de la comarca ledesmina. Lo que sí destaca es la espadaña de su iglesia, de Nuestra Señora del Castillo, cuya fábrica original data del siglo XII aunque construída en buena parte en el siglo XV. El templo alberga notables pinturas murales del siglo XVI, además de un artesonado de inspiración mudéjar, retablo barroco y la talla medieval de la Virgen. No pude visitar el interior del templo ya que se encontraba cerrado pero es de lo más estimulante imaginar los tesoros que guardan iglesias de líneas tan sencillas y sugerentes como esta. El viejo edificio de la escuela, algunas cercas de piedra seca, grandes portalones que dan acceso a los corrales, y algunos tejados de casas tan pegados l terreno que casi se pueden alcanzar con la mano. Un paisaje rural en peligro de extinción.
© 2017 Jaime Tello García


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