Cantavieja (Teruel) en Color

CANTAVIEJA
El viejo castillo de Cantavieja parece un navío a punto de precipitarse sobre el cauce del río homónimo, desde la gran altura en la que se ubica este pueblo antaño fortificado. Un emplazamiento excepcional que remite a la intensa historia que ha vivido esta villa templaria, capital del Maestrazgo turolense. Cantavieja está ubicada sobre un largo farallón a más de 1200 metros de altitud, rodeada por sierras que superan los 1500. Es la puerta de entrada a las tierras altas del Maestrazgo, hacia Cañada, Villarroya y Mosqueruela, y punto de escape hacia la calidez del Maestrat castellonense cercano al Mediterráneo. Es esta una comarca agrícola y ganadera, en la que la vida ha sido siempre muy dura, de clima extremo, aislamiento y hábitat un tanto disperso distribuído en pequeños pueblos y abundantes masías. Cantavieja destaca en la actualidad por su patrimonio y por sus tradiciones como la producción de jamones con dneominación de Origen Teruel, que se ha visto potenciada por la calidad de sus productos y por su difusión a través del creciente sector turístico. Turismo plasmado en casas y hoteles rurales, segundas residencias e incluso nuevos edificios que han surgido en Cantavieja, en La Iglesuela e incluso en pueblos más remotos como Puertomingalvo.
El casco urbano medieval de Cantavieja fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1981. Ocupa toda la amplitud de la muela que cuelga sobre el amplio valle, y en su centro se ubica la magnífica Plaza Mayor porticada, acaso el mejor exponente de la tradición constructiva del Maestrazgo y del oriente de Teruel. Al ágora se asoman el ayuntamiento con lonja y arcadas y la Iglesia gótica de la Asunción, cuya torre se alza sobre la misma calle que conduce al castillo. La Casa Consistorial es un edificio románico levantado en sillería que da acceso, en su parte baja, a un espléndido mirador sobre todo el valle hacia Mirambel. En el extremo norte del casco se alza la torre circular del arruinado castillo, reconstruída no hace tantos años y único vestigio de la gran fortaleza que resultó arrasada durante las Guerras Carlistas, en el siglo XIX, cuando Cantavieja sirvió de cuartel general de Ramón Cabrera, el Tigre del Maestrazgo.
© 2017 Jaime Tello García