AMBERES En ocasiones, traducir literalmente topónimos de su idioma original al castellano da como resultado nombres sorprendentes, a veces hasta cómicos. El nombre de la ciudad de Amberes, Antwerpen en neerlandés, proviene de una vieja leyenda según la cual un gigante guardaba el paso por el rio Escalda, cortando la mano del capitán de aquellos barcos que no quisieran pagar su peaje. Un buen día, un centurión romano, Silvio Brabo, cansado de la tiranía del gigante, se adelantó a este …
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AMBERES
En ocasiones, traducir literalmente topónimos de su idioma original al castellano da como resultado nombres sorprendentes, a veces hasta cómicos. El nombre de la ciudad de Amberes, Antwerpen en neerlandés, proviene de una vieja leyenda según la cual un gigante guardaba el paso por el rio Escalda, cortando la mano del capitán de aquellos barcos que no quisieran pagar su peaje. Un buen día, un centurión romano, Silvio Brabo, cansado de la tiranía del gigante, se adelantó a este cortándole la mano ("Ant"), y lanzándola ("Werpen") al río. ¿Entienden porqué ya antes de visitar Amberes, su nombre había reclamado mi atención?. En cualquier caso, más allá de lo anecdótico, merece la pena visitar Amberes. La ciudad es hoy un poderoso puerto de la Bélgica flamenca, segunda ciudad del país y nexo entre los Paises Bajos católicos y protestantes. Ciudad comercial y universitaria, a Amberes se la conoce, entre otras cosas, por ser la cuna de Pedro Pablo Rubens (aún puede visitarse en la ciudad la Rubenshuis, la casa donde vivió el artista), y la capital del comercio de diamantes, con una abundante industria de tallado y comercialización de piedras preciosas. Amberes fue sin duda uno de los grandes centros de poder político y económico de la Europa bajomedieval. Flandes, bajo control de la monarquía hispana, prosperó de tal forma que sus ciudades se dotaron de algunos de los cascos históricos más ricos de Europa, plagados de historiados palacios, bellísimas iglesias y catedrales, fuertes murallas, castillos y una corte de artistas que aún hoy día le dan fama. De hecho, si consultamos algún viejo mapa de Amberes comprobaremos que fue una de las ciudades más fortificadas de su tiempo, con una red de defensas que circundaba la ciudad y que aún se conservan en buena parte. En tiempos más recientes, Amberes ha sufrido mucho bajo las bombas, y a pesar de ello conserva buena parte de aquella grandeza medieval en su Grote Markt, la espléndida plaza principal que alberga la estatua de Silvio Brabo, el ayuntamiento y la fabulosa catedral. La catedral, de visita obligada por su arquitectura pero tambien por las obras de arte que alberga, es el hito más visible de una herencia histórica en la que el río Escalda ha jugado un papel determinante. El viejo castillo, al que el Emperador Carlos V bautizó como Het Steen (la piedra), ya que se asemeja a un obstáculo en el curso del río al que rendir tributo y pleitesía, es un monumento que sorprende, que uno no espera en una ciudad que evidencia su modernidad a cada paso. Porque Amberes es Rubens, es Renacimiento, es el Gótico espléndido de sus edificios religiosos, pero tambien son sus galerías de arte y sus tiendas de jóvenes diseñadores que están haciendo de la ciudad un centro importante de moda y diseño. Los nuevos desarrollos urbanos y las operaciones de renovación de la ciudad histórica han puesto en valor viejos espacios que daban la espalda al ciudadano y al turista, como es la zona portuaria al norte del casco urbano, visita del todo recomendable que alberga el futurista edificio del Museum Aan de Stroom, el MAS cuya cima regala una de las mejores panorámicas de la ciudad.
Y para terminar, una recomendación. Intenten llegar a Amberes en tren para disfrutar del fabuloso edificio de su Estación Central, la más bella de Europa junto con la de Milán.
© 2017 Jaime Tello García
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