ALBALATE DEL ARZOBISPO Albalate del Arzobispo es un pueblo importante de la comarca del Bajo Martín, una villa riquísima en patrimonio y acerbo popular, integrada de forma milagrosa en un entorno natural duro y difícil en el que se fusionan las amplias tierras yermas características de la comarca con las primeras sierras turolenses. Determinada su ubicación y relevancia, permítanme un coloquialismo: Albalate es una pasada. Es sin duda uno de mis pueblos favoritos de Aragón y de toda España, lo …
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ALBALATE DEL ARZOBISPO
Albalate del Arzobispo es un pueblo importante de la comarca del Bajo Martín, una villa riquísima en patrimonio y acerbo popular, integrada de forma milagrosa en un entorno natural duro y difícil en el que se fusionan las amplias tierras yermas características de la comarca con las primeras sierras turolenses. Determinada su ubicación y relevancia, permítanme un coloquialismo: Albalate es una pasada. Es sin duda uno de mis pueblos favoritos de Aragón y de toda España, lo cual no es poco dada mi pasión por Aragón. Albalate es un pueblo grande. Su casco urbano es de grandes dimensiones y en él se ha producido un fenómeno poco habitual que seguramente tiene que ver con la difícil orografía sobre la que se asienta, y es que Albalate ha conservado de forma casi íntegra el caserío tradicional que desde hace siglos jalona sus calles. Calles sombrías, estrechas y tortuosas en las que crecen casas de gran altura y fachada estrecha, tipología que se repite una y otra vez por toda la villa. He visitado Albalate en varias ocasiones, y la última de ellas decidí trepar por sus calles hasta alcanzar el punto más elevado hasta la Ermita de Santa Bárbara que ya en sí misma es un punto de gran interés, tal es su ruina y la belleza del edificio. Desde su entorno se divisa un panorama fascinante de Albalate, dispuesto junto al meandro que forma el río Martín, con la torre de su iglesia y su castillo despuntando y antecediendo a la Sierra de Arcos como telón de fondo. Ante tan extraordinaria visión es fácil percibir esta villa como un lugar mágico y fascinante. Supongo que para algunos de sus habitantes, habituados a vivir en este lugar, no lo será tanto, pero para cualquier visitante que se deje caer por aquí, si tiene una mínima inquietud por adentrarse en sus calles más allá de la plaza, deberá caer necesariamente rendido a los pies de tanta belleza. Conjunto Histórico Artístico, Albalate debe gran parte de su fascinación a la herencia musulmana plasmada en su callejero y en su parcelación. Calles empinadas que buscan el castillo, el calvario y las ermitas; aleros imposibles avanzados sobre sus contrincantes hasta casi cerrar por completo el acceso del sol; la ruina de algunas casas que despiden ese olor a humedad y abandono tan habitual en estas tierras aragonesas. Abandono vencido, en ocasiones, por la autoconstrucción que, dicho sea de paso, resulta de lo más pintoresca. Palacios y capillas, pasadizos, fachadas decrépitas y renovadas y, hacia los bordes, algunos nuevos edificios de obligada presencia ante el empuje de la modernidad que, sin embargo, no restan un ápice de encanto al maravilloso desastre urbanístico y arquitectónico de Albalate del Arzobispo, compendio de la historia del arte aragonés gótico y mudéjar, crisol de las civilizaciones que han poblado la península. Una maravilla.
© 2017 Jaime Tello García
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