PALACIO REAL DE RIOFRÍO Un amplio bosque de encinas rodea el Palacio de Riofrío y forma el grueso de la Hacienda Real. Es el Coto de Riofrío, antigua finca de caza, cercada por completo, y abundante en ciervos y gamos que, con suerte, se acercan hasta el mismo aparcamiento de visitantes. La Reina Isabel de Farnesio mandó levantar, a mediados del siglo XVIII, un «pabellón» que debió escaparse de las manos a quien lo proyectara, ya que el casoplón está …
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PALACIO REAL DE RIOFRÍO
Un amplio bosque de encinas rodea el Palacio de Riofrío y forma el grueso de la Hacienda Real. Es el Coto de Riofrío, antigua finca de caza, cercada por completo, y abundante en ciervos y gamos que, con suerte, se acercan hasta el mismo aparcamiento de visitantes. La Reina Isabel de Farnesio mandó levantar, a mediados del siglo XVIII, un "pabellón" que debió escaparse de las manos a quien lo proyectara, ya que el casoplón está a la altura de muchos palacios reales de las cortes europeas. ¿Pero realmente fue capricho de la Reina?. Se dice que más bien fue un deseo de Fernando VI por alejar a la reina viuda de la corte, debido a sus constantes injerencias en su afán por privilegiar a su hijo Carlos frente a los dos reyes, hijos mayores de Felipe V y de su primera esposa. El Rey Fernando murió antes de que finalizaran las obras, accediendo al trono Carlos, rey de Nápoles, Carlos III, el rey ilustrado hijo de Isabel, y entonces ya no hubo necesidad de alejar a la reina y las obras quedaron inacabadas. No obstante el palacio, de inspiración italiana, ejerció de residencia real. Cuenta con innumerables estancias. Las más ornamentadas son las que habitaron Francisco de Asís y Alfonso XII. El edificio, cuadrado de fachada rosada, es sobrio y austero en su exterior, distante por tanto de los grandes palacios barrocos tan al gusto de la época, aunque alberga un interior de gran riqueza, en el que destaca su doble escalera. Grandes obras de arte decoran sus paredes y salones, y sin embargo es el exterior, los prados de la gran finca de más de 600 hectáreas que rodea el palacio, lo que más llama la atención y, además, su gran dimensión hace destacar al edificio en medio de un mar de árboles y campos. Una maravilla.
© 2017 Jaime Tello García
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