FAGO El pequeño y hermoso pueblo oscense de Fago se encuentra tan oculto entre las sierras pirenaicas que parece imposible que alguien siga viviendo aquí. Y no por tratarse de un lugar degradado, todo lo contrario, más bien por la soledad y lo remoto de su ubicación. Huesca es la provincia española en la que se encuentran más despoblados, y parece más un capricho del destino o la pura casualidad que unos lugares aparezcan poblados y otros no. Desconozco lo …
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El pequeño y hermoso pueblo oscense de Fago se encuentra tan oculto entre las sierras pirenaicas que parece imposible que alguien siga viviendo aquí. Y no por tratarse de un lugar degradado, todo lo contrario, más bien por la soledad y lo remoto de su ubicación. Huesca es la provincia española en la que se encuentran más despoblados, y parece más un capricho del destino o la pura casualidad que unos lugares aparezcan poblados y otros no. Desconozco lo accesible que pueda ser el camino hacia Fago desde el sur aunque no lo intuyo mucho más llevadero que el camino desde Ansó, pueblo importante que dista siete kilómetros. Con todo, aquí sigue viviendo gente y para el visitante, el esfuerzo merece la pena ante el regalo espléndido del valle surcado por un arroyo impetuoso que a poco morirá en el Veral y el Aragón, y en cuya margen derecha se asienta el pueblo excepto, curiosamente, el ayuntamiento que ocupa las viejas escuelas, en la margen izquierda.
Me muevo por el territorio más antiguo del reino aragonés, valles ansotanos singulares en cultura y tradiciones. El poso de su historia se siente en un paisaje modelado por la dureza del clima y por la laboriosidad de sus sufridos habitantes. Muchos de ellos, como decía, partieron, y otros, los menos, quedaron, y aquellos con su retorno veraniego, y estos con su día a día mantienen las casas de Fago en un estado de conservación excepcional. Sin duda se ha beneficiado el pueblo de la corriente turística que ha invadido estos valles en las últimas décadas, y que con ello ha conseguido mejorar sus infraestructuras y el mantenimiento de su caserío. Turismo cultural, de aventura y gastronómico en el corazón de los Pirineos. En Fago abunda la piedra, en sus calles y en sus fachadas. Algunas casas se encuentran coronadas por chimeneas troncocónicas típicas de la zona, y por unos bellísimos balcones de madera. En el extremo sur del pueblo se levanta la Iglesia de San Andrés, obra del siglo XVI que conserva un tímpano románico de un templo anterior. Tras ella está la subida al cementerio, desde cuyo entorno se domina todo el valle angosto y la extensión de un casco urbano compacto por necesidad y primorosamente bello.
© 2017 Jaime Tello García
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