HUESCA Huesca es una ciudad aragonesa vieja y señorial, romana, medieval, dinámica y moderna que ejerce como centro vertebrador de un amplio territorio del norte de Aragón. Es una ciudad antigua, cuyo casco histórico presenta una forma ovalada casi perfecta que remite a su pasado amurallado, y que conserva la traza medieval en su integridad aunque mucho patrimonio edificado se haya perdido. La ciudad vive un tanto ajena a los grandes circuitos turísticos de España, una joya escondida a la …
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HUESCA
Huesca es una ciudad aragonesa vieja y señorial, romana, medieval, dinámica y moderna que ejerce como centro vertebrador de un amplio territorio del norte de Aragón. Es una ciudad antigua, cuyo casco histórico presenta una forma ovalada casi perfecta que remite a su pasado amurallado, y que conserva la traza medieval en su integridad aunque mucho patrimonio edificado se haya perdido. La ciudad vive un tanto ajena a los grandes circuitos turísticos de España, una joya escondida a la sombra de los Pirineos cuyo eclecticismo no es sino la razón de ser se su atractivo. Aunque se ha expandido mucho más allá de sus viejas murallas, las calles de la ciudad vieja mantienen ese aire caótico de las urbes que han crecido de forma desordenada siguiendo el signo de los tiempos. La ciudad de Huesca es una de las puertas de entrada tradicionales a los Pirineos. Es capital de provincia y de la comarca de la Hoya de Huesca, ronda los 50000 habitantes, y está cercana a la gran Zaragoza, con la que la unen excelentes comunicaciones. Huesca es como esos grandes pueblos aragoneses cuyas piedras ponen de manifiesto su gran pasado y su magnífico presente, románico y gótico. Arte antiguo que adorna las fachadas que se asoman a unas calles pobladas desde hace más de un milenio. Íberos, romanos, visigodos y musulmanes poblaron esta ciudad que fue fundada como Bolskan en tiempos de la dominación íbera del valle del Ebro. La latinización del topónimo pareció derivar en la Osca que está en el origen de su nombre actual, Uesca, influenciado por la lengua aragonesa. Fue una importante ciudad romana, municipio de pleno derecho. San Lorenzo, cristiano de la Osca romana, martirizado en el 258, introdujo el cristianismo en la ciudad y más tarde fue nombrado patrón. En el año 476, Huesca es visigoda tras el derrumbamiento del Imperio Romano, y en 719 es conquistada por los musulmanes, pasando a ser Wasqa. En los siglos VIII y IX, la ciudad se amuralla y se construye la mezquita que ocupaba el solar de la Catedral. Durante el siglo XI, el Rey Sancho Ramírez levanta la fortaleza cercana de Montearagón como avanzadilla para la conquista de la ciudad que se produce en 1096, conducida por su hijo Pedro I. A partir de ese momento, la ciudad crea un vínculo muy estrecho con la Corona de Aragón, siendo cuna y sepulcro de reyes y lugar de celebración de Cortes. Tras la peste del siglo XIV que redujo la población a la mitad, la ciudad volvió a florecer como centro agrícola y ganadero y como sede universitaria. Durante los siglos siguientes la ciudad se consolida como uno de los núcleos importantes de la corona aragonesa, construye sus grandes edificios como la Catedral, concluida en 1515, y numerosas iglesias barrocas y conventos. Todo ello, unido a las joyas medievales que aún conserva la ciudad como el Palacio Real o el claustro fabuloso de San Pedro el Viejo. Y a ello se añadió a partir del siglo XIX una buena muestra de arquitectura modernista que aprovechó la expansión del primer ensanche de la ciudad. Todo lo que vino después ha oscilado entre el funcionalismo y el feísmo, como en general ha ocurrido en el resto de ciudades españolas. Sin embargo, en Huesca aún es posible resumir la historia de Aragón y de España de los últimos mil años y marchar del lugar con la satisfacción de haber descubierto una pequeña maravilla algo desconocida.
© 2017 Jaime Tello García
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