Villamor de los Escuderos (Zamora)

VILLAMOR DE LOS ESCUDEROS
Villamor de los Escuderos es un pueblo zamorano de la comarca de Guareña, cercano a las grandes vías de comunicación que conducen a Toro, Salamanca y Zamora. Con un topónimo que se me antoja tan romántico, de Villamor no podía esperar sino un paseo solitario y silencioso que invitara al recogimiento aunque, aquella tarde del final de la primavera, el viento fuerte, las nubes negras y el rumor lejano de los truenos amenazaban con tornar en tempestad. Me ha pasado más veces esto de pasear en soledad por algún pueblo castellano y sentir como ruído de fondo la tormenta remota que amenazaba mi paseo y que finalmente pasa de largo. Es una experiencia singular. Además, al pie de Villamor se extiende un tupido bosque de ribera junto al Arroyo de Carreteros que, no a mucho tardar, allá por La Bóveda y Guarrate, morirá en el río Guareña. Qué tendrán estas alamedas de la vieja Castilla, que me resultan tan estimulantes y que asocio de forma tan indiscutible al típico paisaje castellano de campos y arboledas. Desde el punto más bajo del pueblo, que es este bosque frondoso junto al que además se encuentran las piscinas, el hogar del jubilado y la carretera hacia El Cubo y Fuentesaúco, comienza a progresar un entramado de calles que confluyen en la Plaza Mayor, el principal espacio de encuentro junto a la campa de Aguardienterías. Al este de la plaza, a pocos metros, levanta su porte la Iglesia de la Asunción, nave del siglo XVI diseñada por Gil de Hontañón y torre magnífica en la línea de las torres de la Guareña, de Cañizal o Fuentelapeña. El pueblo es grande, alberga unos cuatrocientos habitantes que son apenas un tercio de los vecinos del pueblo a mediados del siglo XX. Las casas de Villamor han sufrido una profunda renovación. No guardan un estilo homogéneo, aunque en la parte más alta del pueblo, la menos saneada, destaca la abundancia de viejas casas de agricultores, en sillar o ladrillo, de puertas y ventanas historiadas, una o dos plantas y bellos tejados.
© 2017 Jaime Tello García