COLINAS DE TRASMONTE
Entre Puebla de Sanabria y Benavente se extiende el valle del Río Tera, que ya cerca de Benavente se une con el Órbigo y el Esla, que vienen del norte, conformando uno de los paisajes más especiales de Castilla y León, reducto de húmedos bosques de ribera, paisaje que rompe con la casi infinita Tierra de Campos. En estos valles llama la atención el gran número de pueblos, que saltan a la vista con sólo observar un mapa, aunque al conducir por estos lares se comprueba: apenas saliendo de un pueblo, ya encontramos el siguiente, y todos ellos con un marcado colorido de casas de distintos materiales, aunque dominan el adobe y el ladrillo. En uno de estos periplos, Colinas de Trasmonte me invitó a parar por lo llamativo de su iglesia ubicada en un alto, por la abundancia de bodegas excavadas y, porqué no, por el innegable encanto de la paleta cromática de sus fachadas. Colinas extiende su núcleo urbano entre la Iglesia de San Juan Bautista y la carretera, antigua nacional a Orense que debió dar más vida al pueblo antes de la apertura de la autovía. Marcho de Colinas y espero esta sea mi primera visita a esta hermosa tierra, donde el verdor de sus valles contrasta fuertemente como un oasis frente a las llanuras de cereal.
© 2017 Jaime Tello García