Pozuelo de Aragón (Zaragoza)

POZUELO DE ARAGÓN Un tanto perdido en las bastas planicies del Campo de Borja zaragozano, y siempre bajo la estricta vigilancia del cercano Moncayo, extiende su casco urbano el pueblo de Pozuelo de Aragón, rodeado de colinas, molinos y campos, un paisaje amplio y yermo que parece buscar la humedad de las riberas del Jalón y del Ebro. Pozuelo surge en el siglo XIII como poblamiento durante la repoblación de estas tierras, bajo la protección de Veruela. El caserío crece …

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POZUELO DE ARAGÓN
Un tanto perdido en las bastas planicies del Campo de Borja zaragozano, y siempre bajo la estricta vigilancia del cercano Moncayo, extiende su casco urbano el pueblo de Pozuelo de Aragón, rodeado de colinas, molinos y campos, un paisaje amplio y yermo que parece buscar la humedad de las riberas del Jalón y del Ebro. Pozuelo surge en el siglo XIII como poblamiento durante la repoblación de estas tierras, bajo la protección de Veruela. El caserío crece en torno a su iglesia, de la Asunción, erigida en el siglo XVI en estilo gótico-mudéjar, el familiar ladrillo aragonés que hace de esta una tierra inconfundible. Aunque en la actualidad apenas supera los 300 habitantes, paseando por Pozuelo da la sensación de que es un pueblo grande, de haber albergado mucha más población, algo lógico antes del gran éxodo rural de los años 60 y 70, y de haber vivido un gran dinamismo ligado a la cultura del campo, una forma de vida en extinción pero aún perceptible en la arquitectura popular que abunda en sus calles. Las casas, por lo general de gran tamaño, se levantan en piedra, barro, enfoscado y algunas, las más modernas, en ladrillo, y forman un paisaje urbano heterogéneo en el que destaca la iglesia y el curioso peirón que se alza junto a sus muros. La presencia de algunas palmeras y la crueldad del sol que calienta inmisericorde el asfalto y los tejados de esta dura tierra aragonesa, parecen transportarnos de pronto a latitudes más tropicales y cercanas a la costa, algo extraño sabiendo lo lejos que están las aguas del mar en estas comarcas tan de interior.
© 2017 Jaime Tello García


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